Marko no es positivo sobre los trofeos robados de Red Bull

El pasado fin de semana unos delincuentes entraron por la fuerza a robar en la fábrica de Red Bull en Milton Keynes, los ladrones se llevaron más de sesenta trofeos del equipo. Sin duda un botín que pese a tener un grandísimo valor simbólico y emocional para el equipo Red Bull, ya que es la muestra de un trabajo bien hecho, el éxito y el reconocimiento, no tiene un gran valor material. Realmente no son piezas fáciles de vender, ya que cualquiera sabe que es producto del robo y la utilidad es nula.

Por lo que sinceramente y probablemente con un criterio acertado Helmut Marko asesor del equipo Red Bull, no es optimista y teme que el final de estos trofeos, que con tanto esfuerzo se ganaron, sea el de ser fundidos para venderse la plata, lo que tampoco daría unos grandes beneficios a los ladrones, por lo que el robo sorprende que aunque ejecutado con rapidez y eficacia, no fue muy bien planeado o al menos no demasiado lucrativo. El robo fue grabado por las cámaras de vigilancia de Red Bull y Helmut Marko explicó para el Bild, más detalles del robo, como que eran diez hombres.

Helmut Marko explicó en declaraciones para el diario Bild, la rapidez con la que se ejecutó el robo: “Diez hombres enmascarados se estrellaron con un vehículo todo terreno a través de la fachada. El escaparate se rompió con un martillo. En dos minutos y medio lo hicieron!”

Exactamente fueron 64 trofeos, la mitad de los conseguidos, tal como explica Marko: “Casi la mitad de nuestros trofeos se ha ido!”

Marko piensa que lo único que podían querer de los trofeos es la plata por lo que esto no augura un buen final para los trofeos: «También se asume que los coches fueron robados. Es de suponer que los ladrones querían la plata. Así que sin cuidado, los trofeos fueron arrojados descuidadamente en el coche”.

Como es natural Marko tacha de ridículo el robo, ya que hace un gran daño al equipo por un ínfimo valor económico, comparado al valor sentimental que tienen: “Si se parte de cinco a diez libras de plata por trofeo y se derrite, se llega a unos pocos miles de euros. Ridículo”.